12 de julio de 2010

Campaña "De Habitantes a Ciudadanos"






“Nuestra Patria es un don de Dios confiado a nuestra libertad”

La celebración del Bicentenario merece un clima social y espiritual distinto al que estamos viviendo. Urge recrear las condiciones políticas e institucionales que nos permitan superar el estado de confrontación permanente que profundiza nuestros males.

La situación actual requiere una actitud de grandeza de parte de todos los argentinos, en particular de sus dirigentes. También nosotros, como cristianos, nos sentimos interpelados por esta situación y no nos excluimos del examen de conciencia que se debe hacer. La que sufre es la Nación toda; no es momento para victimizarnos ni para procurar ventajas sectoriales.

Si toda la Nación sufre, más duramente sufren los pobres y excluidos. Este es un reclamo del cual nos volvemos a hacer eco, porque se trata de una deuda que sigue vigente, y que se lee “en los rostros de miles de hermanos que no llegan a vivir conforme a su dignidad de hijos de Dios”.

La Patria es un don que hemos recibido, la Nación una tarea que nos convoca y compromete nuestro esfuerzo. Asumir esta misión con espíritu fraterno y solidario es el mejor modo de celebrar el Bicentenario de nuestra Patria. Si bien “hay muchos signos positivos” de participación en la defensa y construcción de la sociedad, la generalidad de las personas es muy consciente de sus derechos, los cuales reclama genuinamente, pero no tan consciente de sus deberes.

Tenemos una tendencia a comportarnos más como habitantes, como meros usuarios del país o consumidores de sus estructuras, que como ciudadanos; entendiendo por ciudadanos a aquellos que además de conocer, reclamar y acceder a los derechos que su dignidad personal les confiere, son conscientes de sus responsabilidades y las asumen como tarea y compromiso, aportando al bien común las propias capacidades.

Para el “habitante” por el contrario, el bien común “no sería ya lo de todos, para el servicio de todos, adquirido con el aporte de todos, que por todos debe ser custodiado y defendido, sino lo de nadie, puesto allí para apropiarnos de él, dañarlo, destruirlo, o distribuirlo discrecionalmente entre amigos y clientes”.(CEA, 2010)

Es necesario que los habitantes de esta tierra bendecida abundantemente por la Providencia hagamos un profundo examen de conciencia y decidamos obrar como ciudadanos responsables. Pensemos más en qué podemos aportar a la Patria y no tanto en qué tiene que darnos el país. Todavía son muchos los hermanos que viven en pobreza y exclusión, y que esperan de todos los argentinos un compromiso firme y perseverante por la justicia y la solidaridad. Como decía nuestro Fundador, San Luis Orione: “Ama Señor a la Argentina, porque la Argentina ama a tus pobres. La fe y la nobleza de esta Nación son tan grandes que bien merece todas las bendiciones del cielo”.

Hemos tomado entonces esta idea para titular la Propuesta con su fuerte implicancia: la necesidad de vivir como ciudadanos del país y no como meros habitantes, de manera de asumirnos todos como constructores del bien común, llamados a la participación activa y responsable, superando la simple actitud demandante y desentendida de la suerte de los demás.


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