16 de mayo de 2011

Sigue latiendo entre nosotros...


¡Don Orione ya es santo! Decíamos aquel inolvidable 16 de mayo de 2004.
Pasaron los años, y pareciera que fue ayer...

Después de pasar toda la noche en vela y soportar el impiadoso frío, la madrugada del domingo nos encontraba reunidos en cada comunidad para ver en directo la misa de la canonización en Roma.

Todos teníamos el corazoncito puesto ahí, queriendo latir a la par de quienes tenían el enorme privilegio de representarnos en aquella jornada histórica.

Los ojos que antes se habían sostenido a fuerza de mate y café, ahora estaban más grandes que nunca, como para no perder ni una sola de las imágenes que llegaban desde la plaza San Pedro.

Nuestros oídos, atentos para escuchar de boca del entonces Papa Juan Pablo II que Don Orione ya era santo, así de clarito y con todas las letras.

Y nos ganaba la emoción, por eso aplaudíamos y nos abrazábamos porque, de verdad, era un acontecimiento que tanto habíamos esperado.

Por la tarde, ya un poco más descansados, nos volvía- mos a encontrar en cada casa orionita para la celebración, era el momento de la acción de gracias.

En el Cottolengo de Claypole, allí donde todos los días del año está la reliquia del Corazón de Don Orione, también había festejo y grande, tanto como la multitud congregada.

Esa casa tan soñada por el Fundador, donde él mismo sembró la semilla de nueva humanidad en tierra tan fértil, en medio de aquella tarde gris de mayo, se llenó de luz. La luz de tantos rostros felices, pero también aquélla del Corazón incansable de quien hizo de su vida un canto de amor y servicio a Jesús en la persona de los más pequeños y pobres.

Así, la santidad de Don Orione quedó reconocida por la Iglesia un 16 de mayo de 2004.

Sin embargo, quienes pudimos conocer de algún modo el espíritu que dejó impreso en su Obra, nunca tuvimos dudas que ya era santo, como tampoco dudamos del legado importante que nos dejó, del camino que nos toca continuar.

Será por eso, que su Corazón sigue latiendo entre nosotros.